miércoles, 24 de febrero de 2010

Noche


Llega la noche
pero no me despierta.
Camina entre las depresiones
que forma la sábana abyecta que te desea.
Que te sueña y bajo la que estoy
haciendo un mapa de tu cuerpo.

Llega la noche
Y me sorprende como cartógrafo de alguien más.
De tus lánguidas mejillas en extremo blancas.
De tu boca pequeña a la que apenas mi boca
acude cuando se apaga la luz.
Sigue...
    Llega la noche
    Y el sopor de sus abismos
    se queda en la puerta de la habitación
    Sólo quiere verificar que estoy dormido
    Que sueño
    Que sueño contigo.
    Que es cierto
    Que ya no estoy solo
    Que más allá del cansancio existe una brizna de sollozos
    Que sustituyeron la amargura vaga de tiempos remotos.

    Y la noche entiende
    Me ve como a un hijo
    Como al inocente que espera le cuenten
    un cuento apacible para caer dormido.
    Y sabe que sueño
    Que sueño contigo
    Y no siente celos
    Ni rabia
    Ni angustia
    Ni llanto

    Pero se le anuda el vacío del tiempo en su propio vacío.
    Y se siente sola pero no lo dice.
    Y te mira dentro de mis ojos tristes.
    Y luego suspira, entiende
    Y camina hacia la puerta sin hacer un ruido
    Le ruedan dos lágrimas. Una sabe a olvido

    Y como una madre contempla a su hijo
    Bendice mi llanto
    El que no he llorado
    El mismo que viene con esta aventura de soñar contigo
    El que le contó en secreto que después de ti se acabó el solsticio
    Porque me encontré con que al alba
    Y fuera de tus ojos
    No volveré a ser el mismo.

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