martes, 24 de noviembre de 2009

Del blog de Edel Juarez...

Y o p r e f i e r o a S a n z t r i s t e .
No es que le desee tristeza, ni soledad o malos ratos… pero lo prefiero triste. Y es que a algunos la felicidad nos estorba, aunque sea ajena. Lo bueno es que nunca dura tanto como para perder a alguien por completo. Se es feliz un tiempo, luego te vuelves “alguien estable”, más tarde eres “alguien como todos, con problemas” y finalmente te alcanza de nuevo la tristeza y evolucionas. Como Pokemon, así igualito. Y el problema real es que uno no sabe lo que está buscando, ser feliz, sí, pero ¿cómo? ¿cuándo? ¿con quién? Sigue...
    Y aquí vendrá la lluvia de abucheos que pedirán la cabeza del culpable, los que ostentaran su felicidad actual como la única y verdadera, la turba de “los que creen en el amor como en una lámpara de inagotable aceite” (dijera Sabines) … pero voltea , fíjate bien, eres feliz ahí donde estás, sí, y ¿si eso se acabara hoy jamás volverias a ser feliz?

    Ese es el problema.

    La felicidad es algo transmutable. Puede partir del ron, de una mujer en particular, de las mujeres en general, de amigos, de una buena cena, de elegir el momento adecuado, las manos adecuadas, la cama adecuada, del oro, de la tierra. El proceso alquímico no precisa de una única materia elemental para transmutarse en felicidad. No sé a ti pero para mí resulta algo demasiado inestable como para confiar en ella, mucho menos como para cantarle o grabar un disco bajo su influencia. Yo, por lo pronto, me la tomo con reservas. ¡Muchas veces he sido feliz al cruzar una calle y al llegar al otro extremo no lo era más!

    Por eso te digo, yo prefiero a Sanz triste, sentir que puso claro el dolor y poder cantar con él sin reparos “a la primera persona que me ayude a comprender, pienso entregarle mi tiempo, pienso entregarle mi fe…”

Fuente: http://comehigos.blogspot.com/

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