jueves, 30 de julio de 2009

Uno de vaqueros


Un gran ejercito de vaqueros estrategas rodeaba el patio de mi casa, yo hacia trincheras de lodo que servian de cuartel para los "caras pálidas".
Los apaches se oian venir de lejos con los pisotones de caballos salvajes.
Se divisaban ambos bandos y se preparaban para la guerra atroz.Comenzaban los disparos, los flechazos y los golpes sin fin. caían unos y morían otros, la sangre imaginaria era un vendaval maravilloso, las balas siempre llevaban un efecto de mi voz para que todo pareciera an real como un sueño magnifico. Las horas de inocencia continuaban, la lucha era interminable como interminables fueron las heridas en el plástico duro de los abatidos.
El regaño de mi madre llegaba con la noche, tambien llegaba una bolsa recogiendo cadáveres de juguetes regados en la tierra
(Horacio Valencia)

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