jueves, 10 de junio de 2010

Confort Obtuso Inexplicable

Y me quedé tan solo, en el silencio encerrado
A. Abitia


Introspectando las ranuras de mi intensa devoción por ser perfecto.
Tratando de evadir el dolor, el ardor de lo que me viene como una ola gigante, reflexivo superlativamente, me siento a la orilla de la cama a escribir lo que me abraza, a repetirme que está bien, que estaré bien, que no es egoísmo sino un intento por sobrevivir, por encontrar en algún lado lo perdido, aquel que fui y que necesito.

Mi mente suda escepticismo, se aferra a ese confort obtuso inexplicable. 
Este proceso de encontrarse, de buscarse, de no estar seguro si te reconocerás cuando lo hagas, me tiene al borde de no querer más que no querer nada...

Así que le contaré mis penas a la noche, -mi almohada ya está cansada de escuchar mis lamentos- pero a mi no me queda sueño que soñar, ni ganas de dormir, al menos no por ahora.

Sea pues...

JP Arzácc

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