Habia dejado de sentir, mi corazón ya no palpitaba como antes, todo era gris y a veces me sorprendía a mi mismo con los ojos llenos de lagrímas sin razón aparente.
Caminé errante por la playa, eso lograba calmarme de vez en cuando pero ahora parecía que ni siquiera eso era suficiente. Miré al sol poniente sobre el mar y mil preguntas se agolparon en mi cabeza, era un manojo de sentimientos y emociones, me detuve y voltee hacia atrás recordando por mis huellas aquel cuento en el que un hombre recriminaba a dios por haberlo dejado solo a su suerte, sonreí y miré al cielo pues tuve la certeza de que esas huellas no eran las mías, sino las de ese ser divino que esta tarde me cargaba entre sus brazos...
A pesar de saber que estaré solo... tengo fé.
JP Arzacc
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