Para el mundo eres alguien, pero para alguien eres el mundo.
En este devenir que es la vida, en los interminables caminos que transitamos hasta morir,
donde convivimos, donde convergemos, donde conocemos y nos conocen,
nos enamoramos y se enamoran de nosotros.
Uno de otras, otras de uno, en una injusta proporción de sentimientos
o de ansiedades por permanecer o escapar. Profundamente ciertos a veces.
Intensamente decididos a la entrega o a la negación según corresponda
en triángulos imperfectos de hedonismo perfecto
Hay alguien...siempre hay alguien.
JP Arzacc